Valve quiere ser una de las compañías de referencia en el mundo de los videojuegos en un futuro a medio plazo. Desde comienzos de este año es conocida su intención de adaptar los controles biométricos al campo de los videojuegos. Sobre éstos ha aportado nuevos detalles en un proyecto muy prometedor pero el cual aún se encuentra en fase experimental.
La conferencia NeuroGaming celebrada hace unos días nos ha servido para conocer algunos de los interesantes avances en los que está inmersa Valve. La compañía desarrolladora de títulos como Half-Life o Left 4 Dead transmitió a través de Mike Ambinder, psicólogo experimental que ahora trabaja para la firma liderada por Gabe Newell.
Ambinder habló sobre el concepto de “biofeedback” en relación a la respuesta que puede dar el cuerpo humano a las sensaciones que transmiten los videojuegos y cómo puede ser aprovechada para realizar un nuevo tipo de jugabilidad. “Hay un gran potencial a la hora de usar señales psicológicas para cuantificar un estado emocional mientras se está jugando a un juego”, introdujo.
El desarrollador cree que existe un amplio campo de investigación acerca de cómo pueden evolucionar las formas de controlar los juegos. Por ahora los jugadores controlan los videojuegos a través del mando, teclado o ratón o con movimientos (casos de Wii o Kinect). Sin embargo, cree que “no se sabe de forma concreta hasta qué punto se está disfrutando un juego o cuál es el estado emocional del jugador“, por lo que la tecnología podría avanzar en esta dirección.
Experimentos con sus propios juegos
No obstante, su intervención en la conferencia no fue una mera declaración de intenciones. El psicólogo avanzó que han desarrollado una versión de Left 4 Dead en la que se utilizan un tipo de controles de forma experimental. Midiendo los niveles de agitación y sudoración del jugador se adaptó el nivel de dificultad del juego. Así, si en pleno tiroteo contra los zombis el jugador permanece calmado el juego fluirá con normalidad, mientras que si se pone nervioso el juego se acelerará y tendrá menos tiempo para culminar la tarea asignada.
Por otro lado, la compañía también desarrolló una versión de Portal 2 en la que el jugador utiliza únicamente su mirada para controlar la partida. “Es todavía experimental, pero funcionó bastante bien y estamos satisfechos con ello”, comentó Ambinder, quien citó otro tipo de información que podría ser sensible a la hora de aplicarla a las partidas en un futuro lejano como saber el nivel de enfado, tristeza, miedo, aburrimiento, fatiga o relax de los jugadores así como sus pulsaciones, dilatación de la pupila, temperatura del cuerpo o expresión facial.
A día de hoy suena a ciencia-ficción, pero no debemos obviar que el de los videojuegos ha sido un campo cuya evolución se ha disparado en las últimas décadas. Basta con preguntar a los jugadores de las primeras recreativas de los años 80 si llegaron a imaginar algún día lo que han conseguido tecnologías como Kinect o el nivel gráfico alcanzado en los videojuegos. ¿Serán los controles biométricos el futuro de los videojuegos?
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