Aunque ya lleva algunas semanas en funcionamiento en modo ‘Beta cerrada’, lo cierto es Diablo III Reaper of Souls ya está bastante acabadito y da la impresión de que sólo le faltan esos típicos retoques ‘made in Blizzard’ que tienen que ver con la dificultad de los enemigos, de las clases, de la calidad de los objetos, del ‘loot’ que obtenemos con cada muerte, de los botines, etc.
Pero antes de contar las novedades, y lo que nos han parecido, es importante recordar una cosa. Y es que como suele hacer Blizzard, hay cosas que vienen en la expansión que sólo las podremos disfrutar si pasamos por caja pero hay otras que aunque no la tengamos, empezarán a funcionar precisamente el día de su lanzamiento, el 25 de marzo.
Es decir, días (o semanas) antes de la llegada de Diablo III Repaer of Souls, habrá una importante actualización que, entre otras cosas, se encargará de ‘jubilar’ la casa de subastas con la que llegó (el título de Blizzard el 15 de mayo de 2012) para dar paso al llamado ‘Loot 2.0′, que no es otra cosa que un volver a los orígenes, es decir, a lo de conseguir los mejores objetos jugando, no pagando. O algunos modos que se abren y que os explicaremos luego más adelante.
La historia de la Muerte sigue imparable
Con Diablo III Reaper of Souls llega un quinto acto que sigue la historia que vivimos en el juego original y que constaba de cuatro capítulos. Tras la derrota de Diablo en la última misión, llamada El Demonio Mayor, parece que la cosa se queda tranquila… pero nada más lejos de la realidad.
El caso es que con esa última batalla en el cielo sólo conseguimos que el Demonio Mayor acabara recluido en la piedra de alma negra pero como su naturaleza es como es, anda pidiendo venganza a gritos y hay quien se la va a dar. Concretamente Mathael, el Ángel de la Muerte, que ha descendido a las tierras de los mortales (Westmarch o las salas profanadas de la Fortaleza del Pandemónium) para arrasarlo todo y, de paso, llevarse consigo la prisión en la que descansa el mal de Diablo. Con ella, espera dominar el poder infernal y, por lo tanto, iniciar el principio del fin…
¿No os lo creéis? Mirad un vídeo con la ‘intro’ de Diablo III Reaper of Souls…
Este camino seguido por Blizzard de añadir un quinto capítulo obliga a tener completo Diablo III para saber lo que pasará con Mathael, la piedra de alma negra y con el mismísimo Diablo por lo que si tenéis la partida a medias desde que lo jugasteis, desempolvad vuestra cuenta de Battle.net y empezad a actualizar el cliente del juego… ¡que ya os vale!
Un Cruzado para tamaña aventura
Sin duda la historia tiene su miga y ya sabéis cómo se las gastan en Blizzard y el sorpresón que nos llevamos en los capítulos finales de Diablo III, con esos giros inesperados de personajes que parecían una cosa y luego eran otra, así que en esta ocasión seguro que recibimos una nueva ración de héroes y villanos que nos vendrá bien surtidita aunque, para hacer más importante la llegada de este Reaper of Souls, se ha ampliado el elenco de clases existente y a las cinco originales (Bárbaro, Médico Brujo, Cazador de demonios, Mago y Monje) hay que añadirle una nueva: el Cruzado.
Este tipo (o tipa) es una especie de ser bendecido que confía mucho en su habilidad con las armas pero que también tiene sus virtudes místicas y mágicas. Así, por lo que nos hemos jugado con él, hemos observado que aunque por su apariencia podría parecer un DPS en toda regla tiene algunas cualidades de otras clases que le permiten cierto tipo de combates cuerpo a cuerpo (¿tanke?) y hasta a distancia (ranged) típico precisamente de los que son capaces de hacer mucho daño.
Tened en cuenta que el Cruzado puede equiparse tanto con escudos o armas de doble mano como con poderes místicos que funcionan a las mil maravillas a distancia, con ataques que sirven para infliger daño pero, también, para defenderse y evitar que le quiten mucha energía los golpes que recibe.
Si alguno de vosotros ha jugado con World of Warcraft, la clase más parecida a este Cruzado sería la del Paladín de la Alianza que era capaz, con sus sellos, de aguantar muy bien los golpes de sus enemigos (en el PvP eran casi imbatibles) y que sufrió varias revisiones por parte de Blizzard. Pues bien, sin llegar a esos niveles, el Cruzado se comporta de una manera muy parecida y lo cierto es que rejugarse Diablo III con él es una auténtica experiencia.
¿Hemos dicho algo de rejugar?
Pues sí, lo hemos dicho. Y es que imagino que todo el mundo sabe que Diablo III no es un juego muy, muy largo ya que podemos acabárnoslo en apenas un día si le ponemos mucho interés. La clave de su éxito está en otras cosas, como la posibilidad de volver a empezar con otra clase o intentar subir el ‘char’ al nivel más alto.
Para incentivar este hecho, en Diablo III Reaper of Souls se han añadido un par de elementos que seguro que volverá locos a los rejugones de esta saga: concretamente se ha aumentado el nivel máximo de nuestro personajes hasta 70 y se incorpora con la expansión el modo Aventurero, que no es otra cosa que pequeños retos con recompensas realmente jugosas para nuestro héroes y que nos dejarán jugar sin fin, una y otra vez, todos los capítulos de la historia (saltando rápidamente a través de los transportadores de todos los actos) o adentrarnos en los contratos (botín) y las fallas Nephalem que nos van dando recompensas de esas que luego uno disfruta enseñándolas a los demás.
También, todas las clases tendrán nuevos poderes y habilidades para esos nuevos niveles que podemos alcanzar hasta el máximo de 70, lo que hace muy divertido descubrir qué otras formas de destrucción han ideado en Blizzard para Bárbaros, Médicos Brujos, Cazadores de demonios, Magos y Monjes… amén del inédito Cruzado.
El objetivo, como siempre pero más en este caso, no es sólo dar más contenido para el modo campaña, sino ofrecer razones nuevas para que los viejos personajes salgan en busca de aventura y, sobre todo, recompensas. Y es que aquí, el llamado ‘Loot 2.0′ tiene mucho que ver.
Recogerás menos… pero mejor
Con Diablo III llegó una idea ‘revolucionaria’ en la saga que fue dar la posibilidad a los jugadores de conseguir objetos sin jugar, sólo pagando, bien en dinero virtual, bien con euros contantes y sonantes. Cosa esta última, por cierto, que no gustó a los más ‘puristas’ fans de Blizzard.
Con ella, en teoría, se potenciaba la parte ‘crafting’ del juego permitiéndonos fabricar, vender (y ganar dinerito) y luego comprar objetos para equipar a nuestro héroe de la mejor manera posible. Pero esto, que puede parecer una buen solución, chocaba frontalmente con la política que los de Irvine habían aplicado siempre y que con World of Warcraft llevaron a rajatabla, de que todos los objetos buenos debían conseguirse jugando y no pagando. De ahí su persecución constante a las empresas que vendían oro o los innumerables cambios a través de parches que condicionaban el uso de los objetos que se recogían y que no podíamos comerciar con ellos. Así que la decisión de meter una casa de subastas en Diablo III resultó, cuando menos, extraña.
Pero con Diablo III Reaper of Souls las aguas vuelven a su cauce y ya no podremos ampararnos en la tarjeta del banco para tener esa espada legendaria ya que no nos quedará más remedio que patearnos Westmarch o cualquier otro escenario de Santuario. O hacer un receso en nuestra misión de salvar al mundo con algúna falla de Nephalem. O también, optar a las partidas del botín. Y es que como anuncia Blizzard, ahora habrá menos objetos, pero serán mejores y más adaptados a la clase de nuestro protagonista.
Esto, sin duda, afectará a una de las patas del banco ideado para Diablo III y es que el ‘crafting’ pierde parte de su sentido: ¿para qué vamos a gastar dinero, tiempo y recursos en fabricar objetos si ya no podemos venderlos más que a los comerciantes de los pueblos ‘in-game’? Pues es cierto, ahora sólo nos rentará si el coste de los ingredientes y la evolución del artesano es inferior a lo que sacamos cuando vendemos lo que hemos fabricado. Así que la solución pasa por la Mística.
Así que cuando tengamos un objeto cualquiera podremos ir a esta nueva artesana y, por decirlo de algún mdoo, reprogramarlo, conseguir unos ‘stats’ diferentes. Es decir, que si tenemos una espada que produce un daño a bestias de un tipo podremos llevárselo y con los ingredientes apropiados (que hay que pagar, lógicamente) e intentar que nos la reprogramen para que pueda matar mejor a los demonios o cualquier otra criatura malvada de las que hay por el mundo de Santuario. Eso sí, ese cambio de ‘stats’ sólo podremos hacerlo una vez así que os recomiendo que seáis muy selectivos antes de gastar ninguna moneda en balde.
Aunque por la experiencia de las partidas que nos hemos echado, al final se sube tan rápido de nivel que cuando nos queremos dar cuenta los objetos se quedan obsoletos y los cambiamos por otros, por lo que esto de ir a que la Mística nos cambie los ‘stats’ de algo tendrá que ser para algunos de esos nuevos objetos súper-mega-legendarios…
Blizzard no defrauda jamás
Lo que nos ha quedado claro en los varios días de pruebas, idas y venidas y combates contra miles de enemigos es que en Blizzard saben siempre lo que se hacen. Salvo ese borrón que supone la casa de subastas y el reconocimiento a su error cerrándola, cuando se trata de darle al jugador ‘experto’ (en Diablo, of course) más contenido para seguir disfrutando del juego son realmente únicos. Y en eso está Reaper of Souls: en darle al usuario que ya disfrutó lo suyo con Diablo III de más contenido con escenarios que visitar, clases con las que rejugarse todo e, incluso, objetos, habilidades y recompensas para volver a pasar por los mismos escenarios una y otra vez hasta conseguir el equipamiento más increíble con todos los logros que eso supone.
Y como ya os digo, Blizzard lo ha vuelto a hacer, por que un servidor, que eso de rejugar no le gusta mucho, aunque sólo sea por el escaso tiempo que uno tiene con la vida que llevamos, no ha sentido pereza de coger a su Cazador de demonios para subirlo y ver lo bien que le sientan los nuevos objetos que se ‘lootean’ con esta expansión. Objetos que rápidamente son mucho mejores y que van confeccionando una especie de ‘tier’ que van convirtiendo a nuestro héroe en una auténtica máquina de matar.
Es cierto que, tal vez, el único ‘pero’ es que la expansión sólo tiene un acto más que no es tampoco muy largo y que está en la media de duración de los cuatro primeros del juego original (concretamente, como el segundo). En este punto sí que podía haber sido un poco más espléndida Blizzard ya que acabárselo no es muy complicado y no os llevará más de cuatro o cinco horas hacerlo. ¿Cuál hubiera sido la cifra perfecta? Pues dos como mínimo, visto sobre todo el precio que tendrá Reaper of Souls que está casi a la altura del de un juego completo: 39,99€ la Edición Estándar y 59,99 la Digital Deluxe.
Pero visto lo visto, ¿quién de vosotros no tiene ganas de que llegue ya esta expansión? Eso sí, si tienes PS3 o Xbox 360, todavía te tocará esperar hasta tenerlo en tu consola. ¡Una pena!, por que os estáis perdiendo un contenido que va a alargar la vida de Diablo III otro par de añitos hasta la siguiente entrega en la batalla del bien contra el mal. Ya sabéis.
Pantallas del juego
El artículo Impresiones de la Beta cerrada de Diablo III Reaper of Souls para PC se publicó en GamerZona.
FG_AUTHORS: José Luis Sanz
Home 3 › Foros › Impresiones de la Beta cerrada de Diablo III Reaper of Souls para PC