Ha llegado el momento. El próximo viernes 22 de noviembre Microsoft pone a la venta en España Xbox One, su consola de nueva generación, la encargada de jubilar a la exitosa Xbox 360 que consiguió, por fin, poner límites al poder de Sony que con PlayStation 2 había batido todos los récords de ventas a principios del presente siglo. ¿Logrará imponerse esta nueva máquina a PS4?
En este artículo no nos vamos a meter en profundidad en las cuestiones técnicas, qué tiene o no la nueva consola, si su tarjeta gráfica es más o menos potente o si el procesador que le da vida es un cañón. No. Aquí nos vamos a centrar en qué nos vamos a encontrar cuando abramos la caja de nuestra Xbox One en casa y nos pongamos a trastear con ella.
Si queréis un artículo que resuma todas sus especificaciones técnicas, no os perdáis el que publicamos hace unos días, aquí en Gamerzona.
¿Qué viene en la caja?
La caja de Xbox One no trae muchas novedades. La única que podríamos considerar como tal, si la comparamos con la generación anterior, es la inclusión de Kinect de serie, toda vez que el sensor de movimiento de Microsoft fue lanzado en la mitad de la generación anterior y nunca se vendio de serie junto a la máquina..
Por lo demás, y al margen de la consola, el gamepad y el sensor de Kinect, en la caja de Xbox One nos vamos a encontrar la fuente de alimentación, un cable HDMI y unos auriculares con micrófono para cuando nos conectemos a Xbox Live y nos juguemos alguna que otra partidita online.
Hay que decir que la fuente de alimentación sigue siendo uno de los puntos en los que Microsoft parece no aprender, ya que mantiene la costumbre iniciada con Xbox 360 de no meterla dentro de la consola (como sí tenía la primera Xbox, o la misma PS3). Además, el cable que va de la fuente de alimentación al enchufe es propietario y no estándar. Una faena si se nos rompe en alguna ocasión.
Las conexiones de la consola
Lo primero que hay que decir es que Xbox One se olvida por completo de las conexiones analógicas y el único modo de conexión a la tele es a través de HDMI. No tendremos opción de conectarlo a una tele sólo con entradas de audio y vídeo compuesto o por componentes salvo que hagamos algún tipo de chapucilla con un cable especial (HDMI a DVI, etc.).
Uno de los detalles que os podrían chocar es la inclusión de una conexión HDMI ‘In’, es decir, de entrada. Esto es algo que os va a alegrar la vida si vuestra TV tiene ya todas las conexiones ocupadas. Y es que Xbox One funcionará como un equipo intermedio entre un descodificador de televisión estilo iPlus (de Canal+) y otras consolas con HDMI (Xbox 360, Ps3, Wii U, PS4, etc.). Como bien pudisteis ver en las demos de mayo de Microsoft, uno de los aspectos que podremos hacer mientras jugamos es ver la televisión, o jugar con otra consola mientras terminamos tareas rutinarias con Xbox One como descargar un juego de Xbox Live. Así no tenemos que andar cambiando de canal en la tele o poniendo y quitando cables. Esto es una auténtica gozada, palabra.
Justo entre las dos conexiones HDMI está la salida óptica de sonido, por si la queremos conectar a una cadena de música (¡qué antiguo suena eso!) o a un amplificador para colocar unos altavoces 7.1. Al otro lado de las salidas de vídeo están dos de los tres USB que trae Xbox One. El otro está colocado en la cara izquierda de la consola, justo debajo del botón para sincronizar los gamepad.
Al lado de los dos USB está la conexión para el nuevo sensor de Kinect. Se trata de un cable propietario pero aquí importa menos porque estamos hablando de un periférico exclusivo de Xbox One. Finalmente, tenéis un puerto de IR (infrarrojos) y otro Ethernet para conectar por cable la consola al router.
Una de las preguntas que nos han asaltado al ver la consola es, ¿de qué forma se puede colocar la máquina? ¿En horizontal sólo o también en vertical? Bueno, pues hay que decir que lo más recomendable es dejarla en horizontal porque no parece que esté diseñada para colocarse de pie.
Básicamente hay dos razones: una es que en uno de los laterales, el izquierdo, Microsoft ha colocado el botón de sincronización de los gampead y el tercer USB (foto superior) y, por otro, que la mitad de la superficie de la tapa superior es un enorme disipador de calor, con un ventilador que saca el aire caliente del interior de la Xbox One.
Esto nos limita, además, a no poderle poner nada encima ya que si tapamos una de sus mayores zonas de refrigeración, podríamos cargárnosla por insolación. Así que, por decirlo de una manera rápida, Xbox One debe estar sola en la mesa donde la vayáis a poner, tal cual aparece en las fotos oficiales de Microsoft. O al menos eso os recomendamos.
El gamepad de Xbox One
Ya en la generación anterior, en Xbox 360, el mando fue una de las claves de su éxito. Tras el horible primer modelo de la Xbox de 2002, aquel que parecía tan hinchado como un balón, Microsoft ha aprendido bastante y ha configurado un pad muy ergonómico y, lo más importante, cómodo de jugar durante largas partidas.
Lo primero que llama la atención es que en Microsoft siguen confiando en las pilas por lo que el que nos viene en la caja no trae batería alguna. Así que si queréis tenerla, tendréis que ir a una tienda a comprar una. Esto puede ser tan malo como bueno ya que hay quien prefiere las pilas: compra un par de recargables y ya está.
Además, Microsoft ha realizado un movimiento realmente inteligente al añadir al gamepad una conexión de alimentación estándar micro USB, la misma que se utiliza en todos los cargadores de móviles Android, por lo que si en mitad de una partida se acaban las pilas y no tenéis otras, siempre podéis coger un cable de estos y conectarlo a la consola para seguir jugando. Es de imaginar que, cuando saquen las baterías, podamos cargarlas a través de este cable, al estilo del mando de PS3 con el cable mini USB.
Otro de los cambios del gamepad son los dos botones de Start y Select que ahora cambian sensiblemente su diseño y, hasta cierto punto, sus funciones. De todas formas dependerá de cada juego o aplicación. Lo que sí es un cambio más que destacable es el uso del botón Xbox, que ahora tiene mucho más sentido ya que la consola será realmente multitarea, hasta el punto de que podremos salir al dashboard, ponernos a navegar, mirar en la tienda y cuando volvamos al juego, seguir donde estábamos. ¡Un avance!
Eso le confiere al botón Xbox la capacidad de manejar el sistema operativo y dejarnos entrar y salir fácilmente para movernos por los menús sin apenas esfuerzo.
El nuevo Kinect
Sin duda, uno de los grandes beneficiados de Xbox One será Kinect. Y es que por fin, al estar incluido en TODAS las Xbox One que se vendan, pasará a tener un papel mucho más destacado ya que ahora sí, las compañías podrán pensar en toda la audiencia como ‘target’ susceptible de utilizar todas las mejoras del sensor.
La primera ventaja con la que cuenta el sensor es que está perfectamente integrado en Xbox One. Esto, que podría sonar extraño no lo es, ya que todo el sistema operativo gira en torno a muchas de sus funciones. Así, los comandos de voz que en otros momentos de Xbox 360 nos llegaron a parecer innecesarios, ahora toman una importancia capital.
No sólo la cámara recoge lo que hacemos, es que su micrófono nos permitirá, sin tocar un botón, pasar a ver la televisión, ir a la tienda o empezar a grabar un clip de vídeo para después subirlo a internet. Y lo mejor de todo, en castellano funciona a la perfección, lo que habla muy bien del enorme trabajo llevado a cabo por Microsoft que ha tenido para el primer día de la máquina todo traducido y funcionando sin errores.
La palabra mágica que activa el sistema es “Xbox” y luego la orden que queramos darle. “Xbox ver la tele”, “Xbox grabar”, “Xbox ir a la tienda”… son órdenes que entiende perfectamente y que cuando te acostumbras a usarlas son muy, muy útiles.
En esta ocasión, el sensor de Kinect no parece nada endeble, al revés, se ve que estamos ante un periférico de mucho peso (literalmente), mecánico ya que nos puede seguir y que por las pruebas que hemos hecho identifica a cada usuario a la perfección. Prueba del empaque que ha adquirido es el ventilador trasero que disipa el aire caliente que se produce en el interior durante su funcionamiento.
Encendemos la consola
Lo primero que va a ocurrir cuando encendáis vuestra Xbox One es que se va a conectar a una red Wifi (o por cable) y se actualizará. Nosotros ya lo hemos hecho tres veces, con descargas de más de 500MB, otra de 1,3 GB y una final de poco más de 300MB. No sabemos muy bien si se debe a que las máquinas que tenemos son anteriores a las que se vayan a a vender o si todas tendrán que pasar por ese procedimiento. Pero bueno, es un peaje que a buen seguro no os costará pagar.
Lo que sí debéis saber es que Xbox One tiene dos modos de inicio. Uno es el llamado Inicio rápido, que arranca en el mismo punto en el que dejamos la consola (incluso si estamos jugando) y, además, se queda activa para realizar actualizaciones o tareas de mantenimiento. Es, por decirlo de una manera gráfica, como si la dejáramos en reposo. Mientras que hay otra configuración que es mucho más lenta al arrancar y que apaga por entero la consola. Lo que le impide actualizarse mientras no la utilizamos.
Una cosa hay que decir y es que va un mundo de tener Xbox One conectada a internet o no. Los menús de la página principal se actualizan con contenidos de Xbox Live, juegos, películas, aplicaciones y, sobre todo, con todas las opciones sociales que nos permiten compartir contenido con el mundo.
Sin duda, de todas esas aplicaciones, hay dos que destacan sobre las demás: Game DVR y Upload. La primera es el lugar donde podremos ver los clips que vamos guardando de nuestros ‘gameplays’ y, recordad, podemos programar esas grabaciones antes de meternos en cada juego. O bien, si no tenemos pensado guardar nada pero hay algo que sí queremos recordar, podemos dar la orden “Xbox graba” y empezará a hacerlo.
Por otro lado, la aplicación que se complementa con esta es la de Upload, que es la que se encarga de permitirnos editar las piezas que hemos grabado antes de subirlas al servidor que queramos. Por desgracia, como no está todavía disponible en la tienda, no hemos podido probarla, pero aquí tenéis un vídeo muy interesante que os explica cómo hacerlo.
Otra de las opciones que a buen seguro vais a utilizar mucho es la de Acoplar una aplicación que, básicamente, lo que nos permite en ejecutar una aplicación en la columna derecha de la pantalla. Esto es muy útil para ver la tele mientras jugamos, para ver lo que están haciendo nuestros amigos en Xbox Live, para decirle a la máquina que empiece a grabar clips o que deje de hacerlo, para arrancar Skype y hablar, etc.
Llega a tal punto la utilidad de esta opción que, como antes os comenté, si queréis poneos a jugar con GTA V en Xbox 360 mientras navegáis por internet o compráis algo en Xbox Live con Xbox One, podéis hacerlo ya que sólo tendréis que poner a pantalla completa la aplicación Tele y dejar en la columna de la derecha la tienda, Internet Explorer o lo que sea que vayáis a hacer.
Los juegos se instalan
En este aspecto tenemos dos noticias que dar. Una buena y otra mala. Si esto fuera un chiste os diríamos aquello de ¿cuál queréis primero? Pero vamos a elegir nosotros. La noticia mala es que los juegos que metemos en Blu-ray se instalan, y lo hacen además ocupando un espacio bastante grande. Aquí podéis ver lo que se llevan en gigas algunos como Forza 5, Ryse Son of Rome o Dead Rising 3.
La buena es que la instalación es inteligente. Es decir, que no hay que esperar a que llegue al 100% sino que mucho antes, el título ya está listo para que entremos a jugar y mientras nos echamos unas partidas, Xbox One por debajo va terminando de guardarse. Este proceso, que lo hemos probado con cuatro juegos, no se nota nada cuando andamos dentro por lo que habla muy bien del potencial de la consola y de cómo está diseñado este sistema.
La forma de saber que el juego ya nos deja entrar es el mensaje que nos lanza: mirad en el caso de Forza 5 justo en la imagen que tenéis debajo.
Conclusiones finales
Tras probar durante más de seis días Xbox One, nos ha llamado la atención varias cosas. La primera es la enorme soltura con la que la consola mueve su sistema operativo, que nos deja entrar y salir de las opciones a una velocidad de vértigo. Eso ayuda a que hagamos más tareas más rápido y, por lo tanto, muchas cosas a la vez por que, y esto es su segunda gran virtud, Xbox One es una consola multitarea de verdad.
Llega a tal punto esa versatilidad para hacer varias cosas al mismo tiempo que no tendréis problemas en salir del juego, dejarlo en segundo plano, hacer lo que queráis (hablar con un amigo por Skype, ver la tele, comprar algo en Xbox Live, editar y subir un vídeo a vuestra plataforma, etc.) y luego, pasados los minutos, volver al juego en el mismo punto en el que estábais. Sin que perdáis nada de lo que lleváis jugado.
No vamos a entrar en su potencial técnico o de futuro. Como siempre ocurre en estos primeros momentos es una incógnita y de eso dependerá mucho los juegos que se hagan, que sean buenos y que tengan éxito. Pero de lo que no hay duda es de que por concepción general, conectividad y diseño del sistema operativo estamos ante un salto de gigante respecto de Xbox 360 y PS3. Tanto por poder tecnológico (el dashboard se mueve muuuuuy rápido y sin ralentizaciones) como por una concepción 2.0 (que dirían algunos) y que orienta su uso mirando a internet. Como no podía ser de otra forma.
¡Bienvenida Xbox One!
El artículo Análisis en profundidad de la nueva Xbox One de Microsoft se publicó en GamerZona.
Análisis en profundidad de la nueva Xbox One de Microsoft. Análisis en profundidad de la nueva Xbox One de Microsoft.
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