Estamos ante uno de esos juegos que, así mirando en sus pantallas pensaréis que nos hemos equivocado de plataforma al decir que es de PS4 pero no, no es así. Que es uno de los lanzamientos que tendrá la ‘next-gen’ de Sony para 2014 y se llama Octodad. Y es un simulador de… ¿calamar?
Todo en este juego es absurdo. El propio punto de partida deja bien a las claras que estamos ante un desarrollo atípico. Para empezar decir que somos un padre de familia, marido ejemplar de una guapa y querida esposa, y padre de tres churumbeles que son igual de preciosos y que quieren a su Papá con adoración. ¿Podéis imaginar alguna razón por la que esta familia no pueda ser feliz? Pues sí, hay una y muy importante y tiene que ver con el mar y alguno de sus animales.
Pero hay un detalle que se nos escapa, o mejor dicho, lo pasan por alto tanto la esposa y madre como sus hijos: que su padre es un calamar, un pulpo y como buen cefalópodo no tiene huesos en el cuerpo y, por lo tanto, moverse herguido es una tarea muy, muy complicada.
Y ojo, que no lo decimos por que lo hayamos leído o nos lo hayan contado, es que lo hemos jugado y os podemos asegurar que todo lo que tiene Octodad de absurdo lo tiene de difícil, divertido y de alocado. Nunca antes habíamos disfrutado de un experimento tan sumamente extraño pero original y extrafalario.
Tareas domésticas de un calamar
Nuestro protagonista se levanta por las mañanas y lo primero que tiene que hacer es arreglarse y vestirse. Hasta aquí nada extraño. Luego hay que ir a la cocina, preparar un café, llevar la leche a uno de nuestros hijos, salir al jardín, partir leña con el hacha, preparar unas hamburguesas en la barbacoa y cortar el césped, amén de limpiar de rastrojos el pequeño jardín en el que tenemos algunas flores plantadas.
Con este listado de tareas, queda claro que no nos encontramos ante un ‘shooter’ ni nada que se le parezca. “Pero si todo lo que hay que hacer es eso”, pensaréis, ¿dónde está la gracia? Pues muy sencillo: en la naturaleza calamar del padre de familia. Y es que como bien podéis imaginar, al no tener huesos en el cuerpo que lo sujeten, todos sus movimientos son torpes y trabados. Llegar de un lado a otro de una habitación es una aventura en sí misma y coger objetos ya es la repanocha.
Octodad se controla con la misma dificultad que imagináis. Cada tentáculo se mueve por separado: primero elegimos el que queremos mover con los gatillos y después nos servimos los sticks para levantarlos, bajarlos o girarlos sobre sí mismos a derecha o izquierda. ¿Pensábais que nos iban a poner un control intuitivo? Pues no. Precisamente ahí está la dificultad.
Con este control que os hemos descrito, ahora vais y preparáis un café: primero cogéis el paquete de café molido, lo ponéis en la cafetera, la encendéis, sacáis una taza y os servís. Nosotros, que estuvimos haciendo estas y otras tareas, os podemos asegurar que es un infierno aunque tremendamente divertido. Y es que la clave está en llevar el tentáculo hasta el lugar correcto, coger un objeto y manejarlo de tal forma que no se malgaste o se acabe rompiendo. Y es que si, por ejemplo, cogéis la jarra del café y giráis un tentáculo sin querer, todo el líquido caerá y nos quedaremos sin desayuno.
Un día a día infernal
Octodad parte de la base de que lo correcto es lo que ocurre en el juego, que un padre calamar tiene un día a día tan normal como el nuestro sólo que en este caso somos nosotros, los humanos con nuestros brazos y piernas, los que no somos capaces de ponernos en la piel del protagonista del juego.
De ahí que cualquier cosa que tengamos que hacer parezca en sí misma un reto insalvable. Octodad, visto en pantallas como las que tenéis encima, no parece de PS4, es más, durante la partida que nos echamos escuchamos alguna que otra voz que exclamaba escandalizado “pero si tiene gráficos de Wii”. Ni tanto ni tan calvo. Aquí la clave del juego es su idea, su jugabilidad y su desarrollo absolutamente original. Todo lo que tiene de gráficos está pensado para acentuar la parte cómica y disparatada de la historia.
El título será distribuido eclusivamente en formato digital a través de PS Store por lo que no temáis que os vayan a clavar 50 ó 60€ por tenerlo. Estamos ante un desarrollo pequeño, de pretensiones justas pero concebido como una enorme broma de buen gusto que nos hará reír como pocos.
Si lo miramos desde ese punto de vista, estaremos cerca de disfrutar de Octodad. Pero si queremos juzgarle como si de un Call of Duty se tratara, entonces no lograremos disfrutar de su auténtica esencia. Por si acaso y mientras llega 2014, id apuntando este juego como uno de los que hay que probar en PS4. Y ójala que tenga una ‘demo’ para que comprobéis todo lo que os hemos contado. Magnífico este Octodad. Palabra.
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