Desarrolladoras y distribuidoras siguen recortando su cuerpo de trabajadores calificándolo como necesarias para dar el salto generacional. De esta manera miles de empleados se han quedado en la calle mientras otros sufren cambios de puestos. ¿Está detrás de ello PlayStation 4 y Xbox One, o más bien la crisis?
En los últimos meses hemos sido testigos de cómo diferentes compañías han ido anunciando el despido de parte de su plantilla y el cierre de algunos estudios. Todos ellos bajo un mismo argumento: la estructuración de la empresa para hacer frente al nuevo desafío que se abre con la llegada de las futuras consolas.
La primera de las grandes firmas que iniciaron este proceso fue Electronic Arts, que de manera periódica hacía pública sus intenciones de echar el cierre a determinados estudios, reducir otros con la justificación de una profunda reestructuración en la estrategia de la empresa, aunque sin olvidar esgrimir consecuencias procedentes de la crisis generalizada en la industria. Esa supuesta reorganización supuso una reducción de más de un diez por ciento de la plantilla con respecto a 2011.
Ante las acuciantes críticas recibidas por sus continuos despidos (mientras se sabían los millonarios salarios de sus responsables), EA justificó todo el proceso como parte esencial para abrazar con total garantía la llegada de PS4 y Xbox One y la tecnología adecuada para seguir en la élite.
Cambios de puestos
En otros casos, la reestructuración es real, como es el de Microsoft. La compañía de Redmond ha visto cómo el que hasta ahora había sido el máximo responsable de la sección de Xbox, Don Mattrick, abandonaba la empresa (los motivos no están todavía claros) para formar parte de Zynga.
Sustituido aquél por Julie Larson-Green, antigua responsable de la sección Windows, la compañía iniciaba entonces una reorganización de sus diferentes divisiones con el fin de mejorar la relación entre los consumidores y, sobre todo, la sección de Xbox: hacerla más directo entre fabricante, socios y usuarios para, asegura en un comunicado oficial, ganar la batalla por la next gen. Ello se ha traducido en cambios de puesto, como hemos visto, pero sin la necesidad de poner en la calle a trabajadores.
La última en apuntarse
Pero la tónica general, por desgracia, parece ser esta última opción: la de recortar plantilla para rebajar los gastos. Capcom ha sido la última en sumarse a la larga lista de compañías que recurren a ese método, siempre bajo la justificación de reestructurar los recursos.
Lo ha hecho en su filial en Estados Unidos, donde gran parte de sus empleados, incluido su líder, Christian Svensson, haciéndolo público a través de un comunicado oficial: Capcom despide hoy a un gran número de trabajadores de su oficia en EEUU como parte de la reestructuración a nivel mundial de la compañía. La transición a la nueva generación de hardware y los cambios en la industria nos exigen adaptar nuestro negocio para alcanzar mejor los nuevos objetivos”.
Obviamente, esos llamados “cambios en la industria” podría perfectamente aludir a la crisis que está viviendo el sector, como una parte más de la situación económica generalizada, y que afecta a varias de las grandes compañías presentes. La propia Sony llevó a cabo a finales de 2012 el despido de más de 10.000 empleados, aunque en este caso, repartidos por sus diferentes divisiones en el mercado, con el fin de hacer frente a su situación.
Eso sí, no todos optan por despedir a empleados para sanear sus cuentas. Por ejemplo, Nintendo anunció que, a pesar de las malas ventas de Wii U y su delicada situación, no llevará a cabo ningún despido.
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