Análisis y conclusiones de Dark Souls II

Dark Souls II entra en escena dispuesto a satisfacer a su exigente base de seguidores, deseosos de recibir una nueva dosis de rol y fantasía medieval. Con la dificultad extrema por bandera, From Software intentará posicionar su producto entre los mejores juegos del año. ¿Lo conseguirá?

Cuando Demon’s Souls se estrenó en 2009, los jugadores de pro no tardaron en encumbrar el juego. ¿El motivo? Un potente título de rol, exigente con el jugador y portador de una reconfortante sensación de libertad. Fruto de aquel éxito nació Dark Souls, una secuela espiritual que llevaba la fórmula hacia un nuevo nivel y que pronto se posicionó entre los juegos más destacados de la temporada.

Cuando alguien nos nombra este título automáticamente nos viene a la mente la palabra ‘difícil‘, un adjetivo que From Software ha tomado como seña de identidad y que precisamente es el responsable de que el título actual se haya estrenado con tanta expectación. ¿El resultado? Un lanzamiento notable que, lamentablemente, deja fuera a una cantidad importante de jugadores.

Las cosas claras, Dark Souls II es un gran juego. Técnicamente luce a un gran nivel y contiene excelentes ingredientes roleros, pero es una pena que un planteamiento tan frustrante determine tanto su jugabildiad. En éste título cualquier criatura supondrá un gran desafío. Unos lo celebrarán y otros se preguntarán por qué hemos de medir cada paso y por qué un enemigo aparentemente ridículo puede echar al traste nuestra partida.

En cualquier caso, os animamos a leer nuestro análisis, donde repasamos con detenimiento cada apartado del título y valoramos hasta qué punto esta apuesta por la dificultad extrema tiene sentido:

Análisis completo de Dark Souls II.