Otro de los protagonistas (eso sí, secundarios) del evento de presentación de la nueva consola, fue el principal periférico que ésta llevará consigo: el mando, cuyo diseño es una mezcla precisa de tradición e innovación para adaptarse mejor tanto al usuario como a las nuevas funciones que traerá consigo Xbox One.
Uno de los grandes triunfos durante el pasado Xbox Reveal por parte de Microsoft fue sin duda mostrar al público su consola, algo que agradecieron tanto los asistentes como los telespectadores que siguieron la gala durante los más de sesenta minutos que duró. Lógicamente, de manera inmediata los medios comenzaron a fijarse en cada uno de los tres componentes esenciales que componían la imagen: el hardware, el nuevo Kinect 2 y el mando.
Ahora es momento de fijarnos en este último. Lo primero que llama la atención, lógicamente, es su aspecto exterior. A primera vista dijimos los medios que apenas se veían grandes diferencias con lo visto en la 360, guardando prácticamente el mismo perfil, aunque cuando lo miramos más detenidamente vemos algunos cambios que todo indica irán a mejor.
Antes de seguir con el aspecto externo, debemos señalar uno de los detalles que fueron desvelados durante la ceremonia y que tiene que ver con su interior, que no es otro que la continuidad en el uso de pilas para su uso inalámbrico, si bien se podrá recurrir a baterías externas. Un aspecto que, sin duda, deberían haber mejorado.
El cambio quizá más significativo a nivel visual a priori es el experimentado por la cruceta, quien ha abandonado el diseño anterior para convertirse en una cruceta más tradicional y más cómoda para sus funciones simples: arriba, abajo, izquierda y derecha.
Otro de los cambios importantes, enfocados igualmente a una mejor adaptación a las manos del usuario se puede apreciar en los sticks analógicos, los cuales se han rodeado en su parte superior de un aro que permite un mayor agarre y, sobre todo, una mayor profundidad para un mayor contacto de los pulgares. Una adaptación que también se podrá apreciar en los gatillos.
A ello se le ha añadido una mayor ligereza tanto en el peso del mando como en la movilidad de los sticks, mucho más manejables y veloces aunque con peligro de perder precisión. Todo ello, junto a los cambios en el centro de gravedad permiten un control mucho más cómodo que su predecesor.
Otro de los grandes cambios tienen que ver con los botones especiales back y start, que han sido ahora sustituidos por dos completamente nuevos, y que reciben el nombre de view y menu, que permitirán un acceso más fácil durante la navegación por la plataforma, mientras que en los juegos se irán adaptando a las funciones que éstos ofrezcan.
También el botón Xbox cambia, aunque en este caso más que en forma (que también lo hace ligeramente), lo hace en cuanto a su posición, situándose ligeramente más arriba, con el fin de impedir su uso involuntario; algo que sucedía en ocasiones con la configuración actual.
Para finalizar, algo más estético que funcional son los cambios experimentados por los cuatro botones principales, que pierden algo de color para dar cabida al negro (color principal de la consola), mientras que el rojo, amarillo, verde y azul se limitan ahora a resaltar la letra correspondiente (y no todo el botón como anteriormente). Os dejamos con una imagen comparativa:
¿Qué os parece el mando? ¿Os gusta más que el anterior? ¿Cuál es el cambio que más te ha llamado la atención? No dejes de seguir todas las novedades que están surgiendo en torno a Xbox One.
El artículo El mando de Xbox One, al detalle se publicó en GamerZona.
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