El cráneo de Broken Hill o el hombre de Rhodesia
En 1921, el museo británico recibió un cráneo humano, hallado en Rhodesia por unos trabajadores de una mina de Cinc de Zambia. En ese mismo momento, mientras terraplenaban una colina conocida con el nombre de Broken Hill. Allí, encontraron una galería obstruida que desembocaba a una caverna.
La cueva estaba sellada y abarrotada de restos humanos, dando la sensación de que aquel lugar pertenecía a un lugar donde se realizaban enterramientos funerarios. Era un craneo humano, con claros rasgos que lo clasificaban como un craneo de origen Neanderthal. Lo apodaron como “el hombre de Broken Hill” u “hombre de Rhodesia”.
Estudiando el craneo observaron que presentaba dos orificios de igual diámetro que dejaron perplejos a los expertos. A juicio del profesor Mair, de Berlín, parecían los orificios de entrada y salida que deja una bala moderna. A parte de este hecho, pudieron constatar que había sufrido además una enfermedad dental bastante grave, la cual se convirtió en la causante de su muerte.
El cráneo de Moiá
Pertenece a un craneo de Homo Sapiens encontrado en la Cueva de Toll (Barcelona)(España)
El esqueleto se conserva a la perfección, pero lo que más llama la atención de este fue el orificio circular que presentaba en el hueso frontal.
Inmediatamente quedaron descartadas las hipótesis de que fuera una lanza de sílex la que causase dicha fractura traumática debido a su ángulo de penetración y la perfección con la que se había elaborado el orificio.
También se descartó la hipótesis de que se hubiese tratado de una trepanación, pues se tiene constancia de que los hombres prehistóricos la practicaban, aunque esta se realizaba en los parietales; quedando como resultado unos orificios más grandes e irregulares.