El mal bailarín
El buen bailarín
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La investigación fue publicada esta semana en la revista Biology Letters, publicación de la Real Sociedad Británica y fue financiada por la Universidad Northumbria.
«En principio, es posible deslindar las pautas de movimiento que resultan informativas y atractivas para las mujeres», dijo Rufus Johnstone, disertante en evolución del comportamiento animal en la Universidad de Cambridge, que no participó en la investigación.
Johnston dijo que había semejanza entre los rituales de acoplamiento animal y lo que ocurre en las discotecas.
«Hay muchos indicios en que las hembras se fijan al escoger pareja, como el despliegue de la cola del pavo real», dijo. «El baile para los humanos podría significar si el varón está en buenas condiciones porque requiere el gasto de mucha energía».
Nick Neave, un sicólogo evolutivo en Northumbria y uno de los coautores del estudio, dijo que las mujeres podrían juzgar de manera subconsciente la condición de un varón por la destreza de su danza. Agregó que la investigación era probablemente subjetiva y que diferentes culturas debían tener distintas medidas de apreciación por lo que constituye una danza adecuada.
Neave aconsejó a los malos bailarines que mejorasen sus movimientos corporales básicos.
«Los movimientos alrededor de la cabeza, cuello y tronco eran los más importantes», precisó. «Los buenos bailarines tenían muchos movimientos diferentes y los usaban con gusto y creatividad».
Johnston agregó que los malos bailarines no deben desesperarse.
«Entre los animales, los rituales de apareamiento son muy importantes cuando hay características físicas salientes muy obvias», dijo. «Entre los humanos, sospecho que es mucho más complicado y que podría reducirse a algo más que el varón sea o no buen bailarín».