Relájate.
Desde ahora, sólo oirás mi voz. Nada más que mi voz…
Voy a contar del uno al cinco. Muy despacio. Cuando llegue a cinco, sentirás el desconcierto más intenso que has sentido en tu vida.
- Uno. Eres Guardia Civil. Trabajas en Bilbao. Te han destinado aquí contra tu voluntad, claro, pero eres un soldado, tu voluntad importa una mierda. Obedeces a fuerzas superiores. Obedeces a España. Y a Dios. Y España y Dios han querido que esta noche estés en la puerta del cuartel general de la Guardia Civil en pleno centro de Bilbao.
- Dos. Hace mucho calor. Sudas. Te pesa el arma. Te pesa España y te pesa Dios, porque en Euskadi siempre hay alerta roja por terrorismo. Pegas tu culo contra la pared del cuartel, la nuca bien protegida. Son las diez y cuarto de la noche. En menos de dos horas llega tu relevo. En dos horas uno puede morir muchas veces.
- Tres. Hace una hora has hablado con tu madre, que no deja de preguntarte cómo están las cosas por ahí, si te miran mal, si te pegan, te escupen, si te disparan por las calles. Tú le has dicho lo de siempre, que Euskadi no es así, que Bilbao no es así. Que los vascos son buena gente, y que esté tranquila. Que nadie te va a matar. Hoy no.
- Cuatro. Frente a ti pasa una morena de piernas largas y falda breve. No lleva sujetador, y tú miras sus tetas, grandes y redondas, que acompañan su andar. Entonces, mientras estás concentrado en esas tetas que ya se alejan, ves de soslayo una turba de chavales que surgen de una calle, a pocos metros de ti. Gritan. Avanzan deprisa hacia ti. Y, antes de que puedas levantar tu arma, ya te han rodeado. Y comprendes que quizá hayas mentido a tu madre.
- Cinco. Pues no.
via mimesacojea http://www.mimesacojea.com/2008/07/hipnosis.html